“Esto no es una mujer,
esto no es un hombre, esto no es la libertad”. Esto es lo que se puede leer
en el cartel, haciendo referencia al cuadro de René Magritte, “La traición de las imágenes”
(1928/1929), dónde afirma debajo de un dibujo bastante realista de una pipa
que, “Esto no es una pipa” (Ceci n´est pas une pipe), sino una mera
representación.
En este cartel se alude doblemente al papel de la
representación, en primer lugar, la representación clara de una imagen en un
soporte de papel, por lo tanto no real, y en segundo lugar, la representación
de lo supuestamente real, que sin embargo, sigue siendo una representación. Una
mujer de carne y hueso, un hombre con las mismas características y un símbolo,
en este caso el de la moneda europea, llevan consigo una serie de significados,
que por otro lado hemos aprehendido a través de otras representaciones
existentes en nuestra cultura, totalmente arbitrarias y que responden a los
intereses de las ideologías dominantes. Al igual que nos han hecho reconocer a
una mujer porque posea una serie de atributos artificiales que la caracterizan,
también se nos ha hecho reconocer al hombre por otros tanto atributos, y lo
mismo se ha hecho con un simple símbolo, al cual se le ha acuñado una serie de
valores que interesan al sistema capitalista.
Este cartel es una crítica a la representación, a las
representaciones de esta cultura patriarcal y capitalista, que bajo un proceso
categorizador segmenta lo real en nombres y figuras. Por lo tanto, la
representación y la realidad son hechos ficticios, creados por las
representaciones culturales, que cobran forma a través de la repetición.
Capitalismo. Un mundo dónde todo se compra y se vende, dónde
los sentimientos han perdido su significado.
Este cartel representa las vidas consumidas, las vidas
vacías, que este sistema se encarga de crear. Comportamientos compulsivamente
consumistas para satisfacer las falsas necesidades que origina el sistema
publicitario.
Cuando en lo único que se pone el corazón, es en el momento
de consumir, ya sea entretenimiento, cultura u objetos, podemos decir, que
vivimos en un mundo totalmente enfermo. Cuando consigamos sacar el corazón del
carro de la compra estaremos empezando a destruir este sistema que nos anula y
nos utiliza en su propio beneficio.
En esta ocasión, nos hemos apropiado del lenguaje publicitario, para, con un toque de ironía crear un cartel que oferta un nuevo producto, el producto clave para que el sistema capitalista siga funcionando, el “Nuevo cerebro minimalista”, el cuál sólo adquiere actividad a través del consumo.
En este cartel se plantean varios conceptos y se dejan en el aire distintas preguntas. Una pregunta asalta la atención del transeúnte directamente, “¿Por qué dicen esto…cuando quieren decir esto?”, junto con cuatro imágenes que poseen la mayor diferencia de iconicidad posible.
En esta ocasión, nos hemos apropiado del lenguaje publicitario, para, con un toque de ironía crear un cartel que oferta un nuevo producto, el producto clave para que el sistema capitalista siga funcionando, el “Nuevo cerebro minimalista”, el cuál sólo adquiere actividad a través del consumo.
En este cartel se hace una crítica a varios asuntos, en un
primer lugar al lenguaje publicitario, el cuál intenta vender y crear
necesidades, a pesar de estar causando un perjuicio al consumidor. También a la
forma en que el estado, no sólo permite esta manipulación, sino que es él mismo
el que la necesita para sus fines, y por último, una crítica a las modas y a
las tendencias que crean leyes, en este caso al minimalismo, el cuál parece
predominar en el “buen gusto” de las personas y venderse por el simple hecho de
portar la palabra “minimalista” en su diseño.
En este cartel se plantean varios conceptos y se dejan en el aire distintas preguntas. Una pregunta asalta la atención del transeúnte directamente, “¿Por qué dicen esto…cuando quieren decir esto?”, junto con cuatro imágenes que poseen la mayor diferencia de iconicidad posible.
La representación de la diferencia sexual mayoritaria, sexo
femenino y sexo masculino, son mostrados a través de una fotografía (máximo
grado de iconicidad) y a través de unos pictogramas (mínimo grado de
iconicidad).
En una sociedad patriarcal las diferencias de género se
construyen basándose en la diferencia de los órganos sexuales, si naces con uno
u otro toda una maquinaria cultural se pone en marcha, asignándole a cada cuál
toda una serie de estereotipos y comportamientos, y que, a través de las
representaciones que de ellos se hacen en una cultura, la sociedad los
aprehende y los repite, creando así una realidad ficticia, que nada tiene que
ver ya con una mera diferencia de genitales.
Del mismo modo, la artificialidad de todos los estereotipos
sexuales hacen que la única diferencia natural y verdadera, ya que todas las
demás son producto de la cultura, sea algo tabú y censurado, haciendo más
natural dos pictogramas, uno con falda y el otro sin ella, y que reconozcamos
su significado mucho antes que el de dos fotografías del sexo femenino y
masculino respectivamente. Los pictogramas representan en este cartel el género
construido culturalmente, la ficción, lo artificial, las fotografías
representan la única diferencia que es natural y real, la diferencia de los
órganos sexuales, sin que ésta delimite actitudes y comportamientos.
En una sociedad consumista, la publicidad hace referencia a
lo diferente de un objeto y por lo tanto a la individualidad de las personas y
el derecho a sentirse diferentes, sin embargo paradójicamente, aluden a los
cientos de personas que deciden comprar ese objeto para sentirse tan diferentes
como tú.
Con este cartel se quiere poner en evidencia lo
contradictorio y lo falso del mensaje publicitario, y de cómo el diseño
gráfico, personificando a los objetos, lo alimenta. Alimenta la creación de
identidades a través del consumo, construyendo todo un rebaño, dónde cada
componente cree ser único.
Un producto se ofrece al público como exclusivo, las
personas al obtenerlo creen que son personas únicas, sin embargo si esto fuera
así no se sostendría el principio consumista, dónde los productos se fabrican
en serie para que puedan ser adquiridos por miles de personas.
El cartel lo que quiere, es que las personas se cuestionen y
vean que están siendo engañadas, y lo peor de todo es que se están dejando. Si
quieres ser diferente y tener criterio propio, el camino no es consumir.
Este sistema consumista, se basa en crear necesidades y
fomentar un estilo de vida en el que la felicidad y el bienestar se consiguen a
través de bienes materiales. Es tan atroz y sin ningún tipo de escrúpulos que
crea esas falsas necesidades desde muy temprana edad. A un niño nada más nacer
se lo rodea con toda una serie de artículos totalmente innecesarios, y se los
hace crecer en un mundo material, dónde se los premia con objetos y se los
castiga sin ellos, creando al futuro consumidor perfecto, siempre insatisfecho.
Este cartel nos habla de las verdaderas necesidades de las
personas, ser libres, y de la voz de un niño se descubre la verdad. Ésta es la
única forma de ir cambiando esta sociedad, educando desde la infancia,
alimentando el espíritu libre y crítico del ser humano, que el capitalismo y el
consumismo ha destruido.
Una frase, una palabra que resalta sobre las demás y una
hormiga, con estos simples elementos, se ha resumido la forma más fructífera de
manipulación que tiene el poder, que las personas no piensen. Todas sus
estrategias y todas las formas de manifestación del poder tienen un objetivo,
adormecer a la población, destruyendo su espíritu crítico.
Es entonces en este momento, dónde el acto de pensar en el
mundo que te rodea, se convierte en una gran arma contra su manipulación.
Porque como ya se ha dicho, en una sociedad dónde el mínimo acto de nuestra
vida es juzgado y controlado, es imprescindible preguntarnos el porqué de
nuestros actos, comportamientos y actitudes, y de esta manera comenzar a pensar
libremente y de una forma crítica, creando un pensamiento propio que deje de
satisfacer las necesidades de los que mandan.
Este cartel, de una forma muy sencilla, advierte a las
personas, sobre el peligro de no pensar en el mundo que te rodea con un
espíritu crítico, “que cada vez los
poderosos serán más poderosos y ellos más insignificantes”.
Un verdadero diseño gráfico de resistencia o cualquier
movimiento artístico que pretenda lo mismo, debe crearse desde los márgenes,
desde las fronteras, haciendo visible lo invisible, atacando directamente al
poder, desmontando su ideología y deslegitimando sus representaciones. En el
momento que este grito se institucionalice o forme parte de alguno de los
espacios pertenecientes al poder, ese grito deja de ser de resistencia para
convertirse en una forma más de manipulación del poder.
El poder tiene la capacidad para absorber movimientos que en
un principio iban contra él, para de esta manera deslegitimar su naturaleza y
paralizar su capacidad deconstructora.
Por lo tanto cualquier forma de activismo gráfico debe
mantenerse alejada de los tentáculos del poder y manifestarse en espacios dónde
éste no pueda apoderarse de ellos. Por este motivo la calle es uno de los
lugares más buscados por los movimientos de resistencia, y por eso mismo, es en
ese entrelugar dónde este proyecto se hará visible.
“Mierda de diseño”,
en este cartel se pone en evidencia la forma en que el diseño gráfico en
particular, pero todo el diseño en general, maquilla los objetos, creando más
necesidades absurdas y promoviendo el consumismo, sobre el que se sustentan las
políticas neoliberales y el feroz capitalismo que está acabando con los
derechos y las libertades de las personas.
Se critica también el término “de diseño”, el cuál podemos ver como se agrega sin ningún tipo de
criterio a multitud de objetos, haciendo el objeto más deseable y también más
caro, por el simple hecho de portar ese mismo termino en su descripción.
Una mierda, aunque vista de
diseño, mierda sigue siendo. Y si no se tiene la capacidad para distinguir
entre lo verdaderamente necesario y lo absurdamente superfluo, entonces como
moscas a la mierda, nosotros compraremos la mierda
de diseño o por lo menos anhelaremos tener esa mierda de diseño, impregnándonos de su olor, y dando nuestro visto
bueno a que sigan manipulándonos, engañándonos y que se siga produciendo mierda
de diseño.
“El diseño gráfico no
es inofensivo”, como hemos podido ver a lo largo de este proyecto, el
diseño gráfico que se mueve bajo los hilos del poder y el capitalismo, sustenta
la ideología de éstos y por lo tanto se adecua a sus necesidades, que en ningún
caso son las necesidades de la población, como se quiere hacer creer.
Entonces, si su diseño gráfico no es inofensivo, el nuestro
tampoco lo será, ya que pretende atacar y destruir esa apropiación, que sólo
beneficia a los de arriba.
Por lo tanto este cartel tiene dos lecturas, el diseño
gráfico no es inofensivo para la población, cuando viene desde las ideologías
dominantes, y tampoco es inofensivo cuando viene desde abajo, desde los
invisibles, para atacar esas ideologías.
Las identidades, en un mundo capitalista regido por el
consumo, están marcadas por el vacío y la frustración. Y un ejemplo perfecto de
este vacío y esta frustración es la muñeca de Mattel, Barbie.
Barbie nace en el año 1959, en pleno desarrollo del
capitalismo, su gran afición es ir de compras, tener muchos bienes materiales y
un hombre a su lado. Sin embargo sólo hay que mirarla a la cara, con esa
sonrisa artificial permanente, para saber que sufre la insatisfacción propia de
las vidas que funcionan dentro de este sistema.
Barbie ha enseñado a las niñas de muchas generaciones a
llevar el estilo de vida que el capitalismo necesita, o por lo menos a
desearlo, creando más vidas insatisfechas. No las ha enseñado a disfrutar de su
propio cuerpo, conociéndolo mejor, ya que ella ni siquiera tiene vagina, y a
sentirse a gusto con ellas mismas por su capacidad crítica e intelectual.
Barbie es un ejemplo perfecto de cómo las ideologías
dominantes operan en los sitios más remotos.
Este cartel quiere mandar el mensaje de que la satisfacción,
no se encuentra a través del consumo y los bienes materiales, sino a través del
conocimiento del propio cuerpo y la eliminación de los tabúes que imperan en
nuestra sociedad.
A pesar de la oralidad presente en algnas frases, es un buen artículo,,, like like
ResponderEliminarbuen trabajo
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